Fue ocupado como cuartel, luego como mercado, y en la segunda década del siglo XX, cuando se pensaba derrumbar, el pintor Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, se quedó a vivir en él, instaló su estudio y evitó la demolición. En ese mismo atrio, en 1927, se creó la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa donde, además del Dr. Atl, la pintora Nahui Ollin, el olvidado escultor Guillermo Ruiz y otros profesores, impartían cursos para trabajadores, obreros y niños, partiendo de la idea de que el arte debía practicarse como un oficio y modus vivendi. Testimonio de la escuela son las puertas con motivos revolucionarios, que fueron dirigidas por Guillermo Ruiz, diseñadas por Gabriel Fernández Ledesma y elaboradas por los alumnos.
Hoy en día, el Claustro de La Merced es un notable edificio histórico. El hecho de que todavía esté en pie es, en sí mismo, difícil de creer. Una visita por las calles circundantes es inolvidable, ya que el Barrio La Merced nunca se ha ajustado a lo que generaciones de reformadores y colonialistas han exigido. Es un vecindario comercial y cultural vibrante, que debe experimentarse por lo menos una vez en la vida.