Un camino de flores conecta la entrada del pueblo con el panteón, al que año con año, durante los dos primeros días de noviembre, acuden las familias de San Andrés a decorar las tumbas de sus difuntos.
Flores de cempasúchil, calaveras de azúcar y algunos platillos son el recibimiento. En la noche del primero de noviembre, el júbilo permea el ambiente con música, concursos de calaveras de cartón y leyendas satíricas mientras otras personas acompañan a un cortejo fúnebre escenificado por las calles del pueblo durante el cual se lanzan frases picarescas referentes a la muerte. En el trayecto hacia el panteón, los participantes solicitan apoyo económico para la sepultura; una vez ahí y a punto de enterrar al supuesto “cadáver”, este salta del ataúd y corre despavorido entre la multitud en medio de risas y bromas. Así, con un aire de burla muy mexicano, el culto a los muertos comienza para después tomar un aire más solemne.
Horario:
Lunes a domingo de 8:00 a 17:00 hrs.