Erigido en el siglo XIX de estilo neoclásico con sabor popular, para veneración de un mártir griego, considerado como un santo patrono local.
San Caralampio llegó a Comitán por el año de 1850 con un soldado de nombre Otero; este soldado tenía una novena histórica del mártir Caralampio, en cuya portada venía la efigie del mártir hincado, un romano alfanje en mano dispuesto a decapitarlo y el Redentor en una nube en lo alto.
Este templo es único en su género fue construido en 1852. Al inicio de su novena se hace una gran romería, en donde participan gran cantidad de gente de las rancherías y ejidos vecinos de Comitán y durante los subsecuentes días las procesiones continúan muy concurridas.